miércoles, 15 de abril de 2009

El Lago


Minutos después de haberme ahogado, mi cuerpo era atraído hacia el fondo del lago, veía todo y sentía como si respirara debajo del agua, mas no podía moverme; estaba muerto.

En un instante sentí como me desprendía involuntariamente, en forma de espíritu, de mi cuerpo, y resurgía de entre las aguas. Pero mi cuerpo se quedó allá debajo. Lloré y me sorprendí al ver que mis lágrimas no mantenían su forma, sino que se convertían en partículas de luz que yo sí podía ver.

No sé si extrañaba la vida, o si era solamente el miedo de descubrir lo que sucedería. De repente fui arrebatado hacia lo alto del cielo y sentí que la luna estaba cerca de mí. Traté de volver a tierra firme, pero algo me limitaba, no me dejaba llegar. Algo que me separaba de la vida, un mundo diferente.

¿Acaso esto era morir? ¿Dejar el cuerpo y quedar en espíritu, incapaz de relacionarme de ninguna forma con aquellos que aun vivían?

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