Cuando aprendemos a vivir la vida, sin tomar en cuenta lo que dicen o callan los demás de nosotros, nos encontramos en un punto donde se vive a plenitud y se siente satisfacción y bienestar. Para lograr vivir a plenitud, donde solo importemos nosotros mismos de manera individual, debemos saber interpretar el entorno que nos rodea.
En el momento en que interpretamos nuestro ambiente de una forma yoísta*, todo a nuestro alrededor se convierte en instrumentos que utilizamos para lograr la felicidad. Inclusive las personas que conocemos y que conviven con nosotros se transforman en herramientas que complementan la ayuda para lograr nuestros objetivos.
*Yoísta: Término derivado del pronombre personal "yo". Todo referido al yo.
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