La soledad desde siempre ha sido considerada un elemento negativo, mas no es así… es un elemento neutro.
Cuando nos encontramos solitarios se disparan cientos de pensamientos que nos hacen preguntarnos a nosotros mismos ¿por qué estamos solos? Y nos hacen dudar del amor o la amistad de quienes en nuestra vida se encuentran.
Quien no ha estado solo alguna vez no se conoce a sí mismo completamente, nunca se ha sumergido en su interior y no ha explorado las profundidades de su ser.
La mente dispone del poder de establecer nuestro pensar; esta determina la forma en cómo vemos nuestra situación, y qué sentir ante dicha situación.
La soledad, como ya dijimos, nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos, nosotros solos. Nos ayuda a pensar cosas que nadie más entiende.
En la soledad podemos estar acompañados, aunque esto parezca imposible. Nuestro Dios nos acompaña a estar solos. Así como acompañó a Jonás a estar solo en el vientre de una ballena por un largo tiempo. Así como también acompañó a Jesús a estar solo en el desierto 40 días y 40 noches.
Pidámosle ¡Acompáñame a estar solo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario